En el laboratorio, Luis pregunta a Andrés si está realmente seguro de que quiere ser padre con María cuando ésta irrumpe con un regalo para su esposo: unos gemelos para que en el bautizo recuerde la ilusión con la que esperó a su primer hijo. Entonces, él, cariacontecido, anuncia que viajará a Valencia, donde debe ultimar los flecos de un acuerdo comercial.

En la tienda, Leonor, que ya sabe por Manuela que Claudia enviudó hace poco, abraza emocionada a su compañera, afirmando que admira su fortaleza y valentía. Más tarde, la de Don Benito comete un error con el cambio de una clienta y la dependienta a su cargo sale a defenderla delante de Carmen.

Entretanto, Damián pide perdón a Tasio por el plantón de la noche anterior, aclarando que no tuvo más remedio que asistir con Olivares a un importantísimo acto en Madrid. Sin embargo, el chico, oficialmente socio de las perfumerías, acusa al patriarca de anteponer los negocios a la familia y reírse tanto de él como de Carmen.

A continuación, la sevillana, que observaba desde lejos el encuentro entre su marido y Damián, reclama explicaciones a Tasio, que finalmente se conforma con la versión de que todo fue un malentendido. No obstante, admite su desilusión con los De la Reina, ya que siempre le dan una de cal y otra de arena…

Por su parte, Joaquín decide acompañar a Gema, que ahora proclama que sí desea ser madre, a una excursión a Toledo con los niños de la casa cuna, de la que iba a hacerse cargo la difunta Margarita. La sirvienta aprovecha para desvelar al gerente que María está embarazada, ocultando que la criatura es de Víctor.

Siguiendo el ruego de María, Damián se pone en contacto con Víctor, a quien afea que “acose” a su nuera enviándole cartas en las que le declara su amor aun a sabiendas de que está casada con Andrés. Por su bien, el patriarca sugiere a Zárate que lo mejor que puede hacer es desaparecer inmediatamente de la vida de su amiga..

A todo esto, Manuela sigue haciéndose con el control de la cantina mientras Gaspar se recupera, hasta que el tabernero, de buenas a primeras, quizás celoso por el éxito de la tía de Claudia detrás de la barra, dice basta y le espeta que ya no hace falta que vuelva…

Finalmente, en la cocina, y contra todo pronóstico, Gema, después de muchos rodeos y sintiendo lástima por él, hace una crucial confesión a Víctor: el hijo que espera María es suyo. De este modo, confirmadas sus sospechas, el joven rompe a llorar, debatiéndose entre la rabia y la impotencia…